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¿QUÉ ES EL MONUMENTO SONORO?

UNA GUÍA HACIA LA RECONCILIACIÓN

 

Un grupo de 25 niños hacen parte de este proyecto que viene a la ciudad de Bogotá, ya no solamente presentando las ideas sino buscando personas que cuenten y canten esas ideas. Una de las personas que apoya este proyecto es la comunicadora social, politóloga y pedagoga junior María Luna Mendoza. Ella trabaja con el Centro de Memoria Histórica y tiene el carisma suficiente para hablar con los niños y hacerles entender que ellos también son parte de la historia colombiana.

Cuando se ingresa al aula del Monumento Sonoro en el colegio, se siente un ambiente diferente al de los demás salones. Todo gracias a lo que se va a hacer en ese espacio que se transforma en un contexto de limpieza espiritual, guiado por María Luna, un profesor de canto y el actor Nicolás Montero.

 

El sitio irradia luz, literalmente, pues una de las actividades a las que recurren los orientadores para guiar a los niños en su labor es darles a cada uno una vela con una fotografía, crear un círculo de personas, tomarse de las manos y realizar una retroalimentación de lo que se ha aprendido, de lo que se hizo, lo que se está haciendo y lo que se hará. 

Es un espacio de concentración y relajación, sobre todo de conectarse internamente con los niños, esto guiado por la pasividad del silencio, la luz de la vela y el calor corporal provocado por la unión de manos, un símbolo que deja ver la importancia de la unidad en la construcción de paz.

María Luna tiene un estilo hippie, ella conoce los problemas y busca una solución para ellos. Sabe conectarse emocionalmente con los estudiantes y no tiene más de 25 años. Comenta que el Monumento Sonoro comenzó por otro proyecto, el de las voces de los niños, niñas y adolescentes, ecos para la reparación integral. De ese proyecto salieron las historias que ahora se narran en la obra musical: Las langostas y los colibríes. Para María Luna, la paz sí se puede lograr y busca crear una cartilla pedagógica en el que se le explique a docentes, padres y demás familiares la importancia de incluir a los niños en la historia y crearles una consciencia que muestre las experiencias de resistencia, de esperanza y de cotidianidades en medio de la guerra.

 

Todo eso como planes a futuro, pero actualmente cree en su proyecto y sabe que “donde hay esperanza es donde todos y todas somos capaces de reconocernos como agentes de nuestra propia historia”, esa es una de las frases que dice María Luna quien irónicamente estaba nerviosa por la cámara pero segura frente a más de 25 niños.

María Luna conoce las historias de los niños y tiene la convicción necesaria para asistir cada quince días o semanalmente al colegio y realizarles un acompañamiento pedagógico en su proceso de canto y más que eso en crearles una consciencia que todavía existe la esperanza y que la paz sí se puede lograr. 

Sin embargo, ella sabe que esto no se puede alcanzar sin el apoyo de las nuevas generaciones. Pues tal y como menciona ella y también el taller de: Los niños afectados por los conflictos armados y otras situaciones de violencia, del Comité Internacional de la Cruz Roja, en el cual se especifica en un apartado que la participación de los jóvenes se debe ver como una creación de identidad y autoestima, creando responsabilización y que tengan un igual poder de decisión que los adultos. Porque se debe entender que el conflicto es de todos, por lo que la paz también debe serlo, más aun teniendo en cuenta a personas que son el futuro de nuestro país.

TIERRA DE COLIBRÍES, DE LO RURAL A LO URBANO

 

La mayoría de los niños que han sido afectados por la violencia se encuentras en zonas rurales del país, de acuerdo al informe: Como corderos entre lobos, del uso y reclutamiento de niñas, niños y adolescentes en el marco del conflicto armado y la criminalidad en Colombia, de la Dra. Natalia Springer. Se pudo observar que el 69% de niños que son reclutados por grupos armados viven en zonas campesinas lejanas a las ciudades. Un dato que es relevante en el momento de ver la importancia de romper la brecha invisible entre conflicto urbano y conflicto rural.

Michel Sofía Vanegas - Entrevista
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Ese es uno de los mensajes de la canción Tierra de colibríes, la favorita de la estudiante Michel Sofía Vanegas, una niña que al igual que Tania tiene unos ojos verdes que expresan altivez, conocimiento y ganas de resolver el mundo poco a poco con canciones. “Me han llamado la atención los niños que han sufrido por los actores armados porque sus familias han tenido que irse con ellos solo por reclutarlos y sin decir nada”, expresa Michel mientras se arregla su uniforme.

 

Ese es el pensamiento de una niña de no más de 15 años, una niña que sabe y conoce lo que se está viviendo en el país. Michel como niña, a diferencia de muchos adultos, se preocupa por los demás y quiere buscar una solución por lo que muy seriamente nos mira y dice que “yo les digo que se pongan en los zapatos de los niños que sufren, porque ellos sufren allá y nosotros acá contentos”, eso es lo que dice una niña que hace parte del Monumento Sonoro por la Memoria y que espera que se cree un cambio positivo en el país.

 

Estos pensamientos no se infunden solamente con experiencias, también con lecturas, información y educación. Algo de lo que el antropólogo, actor y director Nicolás Montero ha hecho parte. Mientras los niños se van despidiendo de María Luna, Nicolás se pone en disposición para comentarnos un poco sobre su trabajo en el proyecto.  Es un hombre de experiencia y un tanto bohemio lo que se demuestra en su vestimenta.

 

Para hablar del conflicto hay que conocer un poco sobre la historia de nuestro país y ahí es cuando Nicolás trata un tema relevante y plantea las preguntas del “¿cómo voy yo ahí? Y ¿cuál es el país que quiero?”, pregunta Nicolás casi a manera de reclamo, no a nosotras, no a la cámara, sino a cada uno de los colombianos que ha se ha puesto una venda en los ojos frente a la realidad o que se ha negado a hacer parte de un cambio, porque tal como comenta Nicolás “el tema es cómo logramos un nivel de empatía que nos permita un nivel emocional de decir. La importancia es decidir. Yo estoy es aprendiendo, yo puedo aportar preguntas, sé que desde la metodología hay formas de comprensión que nos permiten acercarnos más a decisiones éticas, que se basan y se logran cuando uno logra ubicar emocionalmente los hechos”, dice Nicolás mientras se despide de algunos de los niños que van pasando. 

La importancia es decidir, esa es la cuestión que plantea el Monumento Sonoro por la Memoria, la importancia está en tomar un lugar no desde el conflicto sino tomar un lugar en la solución del conflicto. 

Una de ellas es poniéndose en los zapatos de los demás tal y como sugería Michel Sofía y eso incluye también a los niños, porque todos hemos sido parte de estos 50 años y más de violencia, los niños han crecido en ambientes de guerra, es el momento de buscar una solución como propone Nicolás “la invitación para todos es que decidan, si queremos ser seguir siendo parte de un país que ha legitimado la violencia para alcanzar los objetivos de uno o de otros, ¿queremos seguir siendo cómplices de una guerra que supuestamente pasa allá?. La invitación es a decidir, y eso se hace mejor cuando se hace conciencia y eso es a través del conocimiento”, dice firmemente Nicolás mirando hacia la cámara y a nuestros ojos.

 

El problema principal es que se ha legitimado la violencia como menciona Nicolás, se ha creado la brecha invisible que divide lo rural de lo urbano y se han olvidado a unos de los principales actores de la historia, de personas que no se ven a sí mismas como víctimas sino como resistentes al conflicto. Los niños y no solamente los de los colegios de Bogotá que hacen parte del Monumento sonoro por la Memoria, son todos los niños, niñas y adolescentes de  Colombia que deben hacer parte de esta construcción de paz.

 

 

Es por esto, que el trabajo que se está realizando desde el Centro de Memoria Histórica es relevante, es por esto que Angie, Jhon, Tania y Michel Sofía cantan con todo su corazón. Porque si John Lennon pudo cantar imagine y Diego Torres le puso el color a la esperanza, en este caso tal y como escribió José Luis Perales, es necesario que canten los niños. Canciones con mensajes de paz y de reconciliación, pero también son necesarias las canciones para la memoria y para perdonar. Esta es la historia de las langostas y los colibríes, un repertorio de diez canciones que le muestra al país que sí es posible que un niño narre el conflicto y más aún que los niños, niñas y adolescentes sean parte de esta nueva era de paz.

 

Lo que necesitamos son estas canciones con mensajes de paz, para que en el momento de recordar el conflicto se piense más en una reconciliación que en una venganza. Porque para perdonar hay que ver el conflicto desde los ojos de un niño.

 

Los cangrejos con su andar labran toda la tierra, las hormigas laboriosas trabajan al compás del armonioso pueblo de los colibríes y aunque son diferentes viven en paz. Con la primera luz comienza la cosecha de nuevos sueños, vida, trabajo y amor. Tierra de Colibríes y del espíritu del jaguar.

 

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